LA CÁBALA
La bruja empezó el ritual de la cábala. Prendió fuego a las velas para realizar la tan temida magia cabalística. Mal comienzo había sido aquel, pues las velas para nada son necesarias. El fuerte olor que desprende la cera al quemar, inicia verdaderos temores ancestrales de muerte, y rituales malignos. La iluminación producida por las velas, parpadeó intermitente. Eran movidas abruptamente, por el aliento galopante de la vieja bruja. Las experiencias desagradables, se sucedieron una tras otra, en forma de amarga lección del inconsciente. Los trabajos prácticos de brujería, provocan un desequilibrio mental en la persona que los practica. La armonía de las cosas se rompe, la sensación de bienestar se tambalea, y más tarde, desaparece. Sólo queda el temor, de haber desencadenado algún poder oscuro, y tenebroso, no deseado. Sobre el tapete, de su pequeña y redonda mesa de rituales, extendió con parsimonia dos sedosos pañuelos de color rojo, y azul. Los colores que representan el fuego, y